martes, 25 de marzo de 2014

La Ascensión

Él, y su compañero. Subían amplias laderas, contra el viento helado y natural, y contra el viento ardiente de lo artificial. Tras encubrir el pico descansaron, y el compañero dijo:
- Ahora entiendo tus inmensas ganas de que me enfrentara a esta travesía. Comprendo la frondosa sensación de realización, y además siento la más abstracta naturaleza. 
- No has comprendido. No te traje aquí para que sintieras emociones, ni para que levantaras tu rutina del asiento de tu oficina, te llamé para que observaras y entendieras. 
- No capto lo que quieres decir, suponía que era una experiencia personal y positiva. 
- No es una experiencia sin más. Es algo que puede ser personal o colectivo, y más que positivo es un cambio, otra perspectiva. 
- Aham... muéstrame lo que quieres que vea. 
- Solo abre los ojos, la mente, y ve, pero sintiendo la naturaleza y lo que ésta significa. 
- Estoy sintiéndola, la respiro y la huelo, la palpo y me recreo. 
- Simples emociones, ¡No dejes que te engañes, la respuesta está en ti! 
- Lo siento, de verdad, mi ser solo sufre sensaciones, no aprecio eso que denotas. 
- Te ayudaré. Escucha y piensa en esto: ¿Es que acaso aquí, en la más alta cumbre, puedes escuchar la constante banda sonora de la maquinaria urbana?, ¿Puedes vislumbrar los miles de faroles del noctambulismo actual, las miles de vías, que como venas se despliegan en las cordilleras, el humo de colores de las batallas kamikazes y de las fábricas asfixiantes, y los prados pintados con máquinas y genética?, ¿Eres capaz de oler los aromas de azufre, fuego y sangre?, ¿Podrías saborear ese dulce fruto con sabor metálico, y dotado de enfermedades invisibles?, ¿Tendrías la capacidad de tocar superficies cortantes, flotantes, frías, impactantes y reflectantes? No, nada de esto podrías hacerlo aquí. Has tratado de buscar la solución en lo que tus emociones te señalaban, pero no has llegado a pensar en la comparación entre lo que estabas sintiendo y lo que sueles sentir. Has abstraído la naturaleza, pero sin haberte dicho yo esto mañana no recordarías más que cansancio y fotografías, nada de lo que tu naturaleza te decía.
 Tras un silencio repleto de significados, él se puso en pie y ayudó a su compañero a levantarse.
- Observa. Ahora es cuando puedes sentir, pues has entendido lo mas básico de tu universo.
Éste, atónito, perplejo, pensativo, vivo, humano, e incluso amedrentado, comenzó a mirar, pero no sólo con los ojos. Arriba, un cielo estrellado, infinito, como su esencia.
En ese día, que sería recordado en un futuro como su renacer, había escalado la montaña más alta que cualquier ser puede escalar, la de la comprensión de su propia naturaleza.

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