miércoles, 26 de marzo de 2014

Lluvia

Un día.
Uno de muchos.
Instante entre instantes.
Ahí anduve yo con caminar pausado.
Una capa fina caía,
que tenía un aroma otoñal
y un frescor natural.
Reflejos de reflejos se reflejaban en mis córneas,
y esos riachuelos seguían cayendo,
creando un lienzo para el dormido sol.
Humedad entre cada esquina,
también niebla vespertina,
incluso fugaces bombillas en lo lejano se encendían.
Paraguas veía aparecer,
y tras un hilo de vaho
rostros veía palidecer.
Yo no me escondía
de esas gotas,
pues el miedo a mojarme desaparecía
cuando una sensación libre aparecía.
Y tan aguado, 
seguía caminando
bajo ese cielo
que moría llorando,
que moría mostrando,
que moría cantando,
y yo, que bajo el caudal
moría soñando.

No hay comentarios :