Uno tras otro,
fueron cayendo,
tras un rutinario coloso,
que sigue, y sigue acechando.
...
Conciencia, que recordamos tan ausente,
al contrario que esos sueños
ya vetustos en nuestra mente,
aunque aun ágiles como pequeños.
Y tan ajetreados siempre,
sin más quehaceres
que amanecer prontamente
entre libertad y placeres.
Tan risueños y vivaces,
quizás como ahora;
y aunque seamos menos fugaces,
somos personalidad que aflora.
¿Fuimos poco oportunistas,
cuando existía un banquete
en cada uno de nuestros maquetistas
y frente a nuestros ojos de zoquete?
No importan esos borrosos errores,
no importan ya;
en este instante somos olores,
del camino que empezará.
Aquí, este nuestro crepúsculo,
no de la vida o el recuerdo,
sino de un colorido pasado;
hoy, en su entierro,
Y es que entramos por un inmenso portal,
y aunque se hizo eternal,
nos llevó a lo que nos espera,
en este nuestro final,
en la melancolía a la primavera.
No hay comentarios :
Publicar un comentario