miércoles, 14 de mayo de 2014

Abstracto

Palabrería,
no la entiendo,
ni ella se entiende,
sólo me inculco ignorancia.

Ríen los condenados,
los que saben los halagos,
cuando los aprehenden:
''son los demás tan aletargados''.

''Código fuente,
manantial de agua inerte,
que cambia y los coagula'',
dicen los odiosos condenados.

Las frases épicas son para ellos,
nosotros somos dependientes del sentido,
de ese que buscamos sin sentido,
en este gran sinsentido.

''Hablad y hablad'',
recitamos nosotros,
pues observamos nebulosas,
y perdemos la mente.

Y cuando dormimos,
motines de la locura llegan,
tan poderosos y aleatorios,
que caminamos en caos.

No comprendemos esas remezclas,
y nos volvemos extraños,
porque el orden no existe,
sólo vemos bibliotecas de espejos.

¿Decaemos en el olvido?,
no podemos preguntarlo,
no sabemos, no creemos,
somos sustancias de regla y cuadro.

Quizás mañana seamos indeterminados,
o tal vez siempre,
entonces, ¿de qué estoy hablando?,
esta amalgama me pierde.

Sea todo limitado,
o un lienzo inagotable,
no sé; solamente sé,
que ese abstruso, tan indefinido, nos crea el infinito.

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