Palabrería,
no la entiendo,
ni ella se entiende,
sólo me inculco ignorancia.
Ríen los condenados,
los que saben los halagos,
cuando los aprehenden:
''son los demás tan aletargados''.
''Código fuente,
manantial de agua inerte,
que cambia y los coagula'',
dicen los odiosos condenados.
Las frases épicas son para ellos,
nosotros somos dependientes del sentido,
de ese que buscamos sin sentido,
en este gran sinsentido.
''Hablad y hablad'',
recitamos nosotros,
pues observamos nebulosas,
y perdemos la mente.
Y cuando dormimos,
motines de la locura llegan,
tan poderosos y aleatorios,
que caminamos en caos.
No comprendemos esas remezclas,
y nos volvemos extraños,
porque el orden no existe,
sólo vemos bibliotecas de espejos.
¿Decaemos en el olvido?,
no podemos preguntarlo,
no sabemos, no creemos,
somos sustancias de regla y cuadro.
Quizás mañana seamos indeterminados,
o tal vez siempre,
entonces, ¿de qué estoy hablando?,
esta amalgama me pierde.
Sea todo limitado,
o un lienzo inagotable,
no sé; solamente sé,
que ese abstruso, tan indefinido, nos crea el infinito.
No hay comentarios :
Publicar un comentario