La lucha es un camino sombrío, que nos ahoga y nos rescata.
Solemos volar día a día. Teniendo alas sin saber el por qué. Aun así, volamos.
Mantenemos ese vuelo alto, glorioso, ciego; sin esperar o esperando un nuevo horizonte.
Creemos que somos los reyes del cielo, de un cielo que nadie pintó. En realidad solo gobernamos sobre nuestras elecciones.
Nos perdemos en nosotros mismos. Podemos ser pájaros, pero debemos aprender a volar de verdad.
Tras tanto vuelo, olvidamos realmente qué es la vida.
Olvidamos la lucha y la fatiga. Olvidamos la suerte y la catástrofe. Vivimos como pájaros, aun sin haber sido capaces de romper el cascarón. Somos pétalos que son llevados por un viento llamado destino.
Siempre puede ocurrir lo inevitable.
Somos menos de lo que esperamos llegar a ser, pero actuando de una manera que no esperamos llegar a ser.
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