martes, 29 de octubre de 2013

Escritura Automática Tras el Sueño

Levantado el niño, el soldado, el poeta. Como luchador de cien batallas reitera su poder en su sabiduría no perdida. En estado de soledad perpetua, parodia a su vida maltrecha, pues aunque quiere vivir plenamente su coraje le dice que mantenga un camino y que no se salga de la línea.
Países y cotas sin marcar, compañeros que denotan su destino sin saber a donde, ni con quien ha de dirigirse.
Poeta, tal vez roto, tal vez dormido, tal vez muerto. Sintiendo su aliento vacío, como humo de una hoguera de verano, como frío en el hastío del coraje.
Que su poder es cauto, y que su fuerza interna sigue, y sigue luchando ante cualquier barrera. Pero dormido se encuentra. Pues todo lo ve, todo lo sabe, todo lo quiere; en su esfera de cristal.
Que el rayo de luz llega a sus ojos y el hombre despierta, camina y camina y todo cambia; nada de eso es verdad. Pues aunque su sueño corto, más bien confortable, le llene la cabeza de sutiles historietas, su otra hoguera arde en consonancia con su letargo.
Por ello, y por mucho más reivindica en silencio, llora por lo llorable, y siente que su peso es un manifiesto de lo que realmente es. Sombrío se siente y perdido entre tantas palabras vacías y tantos destinos perdidos.
Este hombre que agota, y agota su tiempo. Vive su vida como fuego sin madera. Y espera al dia del despertar, pues algún día llegará su hora, y su destino sera su poesía.

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