lunes, 25 de noviembre de 2013

Compañeros

Rocas que fueron y no son,
pues siempre suenan las campanas.
Compañeros que se demoran,
pero que siempre ganan.

Gritos en el denso bosque,
que pasan a ser susurros.
Calendarios que se deshacen,
en entramados de suspiros.

Derrotas y vacíos.
Lamentos henchidos.
Minutero que agotas,
lo que llaman recuerdos.

Y por llover me desarraigo,
cuan las arenas del pasado.
Pues hay nubes en mi interior, 
que derrocan mi tejado.

Tampoco encuentro,
en esta densa neblina,
los ojos con que miré,
el porqué de la vida.

Tampoco encuentro,
los dulces caminos,
que me guiaban sin dudar,
por el vivir sin más.

Y tampoco encuentro,
esa batalla que me moldeó,
siendo yo mi propio escultor,
y que como lisiado he recordado.

Pues siendo el reloj un vigilante,
la vida es un acabar constante,
que el recuerdo nos narra,
según le viene importante.

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