sábado, 8 de febrero de 2014

Desiertos

Desencaminado en un hondo y tenebroso fin.
Bosques de madera que son soñados junto a fogatas.
Latidos perdidos en hojas caídas.
Latentes flores en zumbantes recuerdos.
Intrínsecos sonidos en las aguas de los riachuelos.
Vías y senderos interminables.
Lluvias de ceniza y silencio,
que agotan los dulces calores alegres.
Demasiadas soluciones, pocas alternativas,
historias que no pueden acabar en arrancadas páginas.
Libros que siempre serán escritos entre vaivenes.
Un único vergel irreemplazable.
Muros que caen y reaparecen, como tormentas.
Sentimientos que permanecen, memoria que entorpece.
Relojeros que caminan, tiempo que enloquece.
Soledades que amainan en mi,
como gota de agua que desaparece.
Vientos de invierno languidecen,
la frágil conciencia que me mece.
Futuro,
tan nublado, tan etéreo,
que hace dudar,
en lo que tengo,
en lo que espero.

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