Jack y Eva habían dibujado sus vidas similarmente, buscaban
un mismo desenlace, la resolución que no se podía encontrar en ninguna sociedad, ni
en ninguna otra persona.
Se conocieron en pleno paisaje. Él la invitó a continuar, y
así lo hicieron juntos. Durante el viaje Jack le explicó su historia
particular:
-
En un sueño hablé con un ser libre. Amante de su
propio camino. Este huyó de toda frontera y de todo límite. Yo siempre había
decidido en senderos ya ahondados, pero esta imagen me hizo pensar. Por lo que cuando
desperté nací de nuevo. Ahora tocaba elegir, actuar, vivir. Y ante un velo
imposible de quitar, desaparecí, para así poder volar libre.
De pequeño tenía sueños como todo
niño, aunque… no eran sueños, eran ideales en boca de algunos. Pensaba en
alcanzar algo que llegaría a ser muy importante para mi vida, algo magnífico. Sin
embargo estaba equivocado, y además vacío. En un armario de mi interior
encontré respuesta a una pregunta que no me había aparecido: Que jamás había
deseado nada de eso, todo lo que me daban ya estaba planificado, solo faltaba
un sujeto para rellenar el molde. Contaba con un bienestar material, que me
daba la sensación de agradecimiento a mis padres; pero estas cosas que tenía
eran las que en realidad me ataban, como si tuviera barreras.
Ellos, testarudos, planteaban mi
futuro en un calendario; mientras yo dudaba de quien estaba más asustado, si ellos o yo mismo. Así que abrí mi jaula y escapé. Por ello me persiguieron la
inmovilidad, el miedo, la hipocresía y el dolor. Yo solo buscaba algo simple:
Mientras observaba a gente luchando como auténticos soldados, a esclavos definiéndose
como tales, a poetas bajo el lodo… yo me buscaba a mí. Todo lo que anhelaba era
mi libertad, y sobretodo, mi bastión ocultado en la vacuidad.
En mi trayecto, algunas personas
me definieron como “capaz de lograr grandes cosas”. Yo ni siquiera me planteaba
eso, pues aunque pudiera ser una pieza perfecta para ese ajedrez, mi lugar no
estaba allí, no quería tal vida. Dejaría de ser un peón, para así ser el
jugador.
Y así acabé aquí y allí, siendo
preso de mi búsqueda, de la naturaleza, y del tiempo.
Tras un corto silencio, Eva comprendió. “Colgando en
distintas bolsas, pero con un mismo destinatario.“. Largo tiempo después
de su marcha de la habitación urbana que sus padres le costeaban para así
buscar trabajo, todo se había vuelto distinto, tan oscuro y a la vez tan
extraño. En un intento de encontrarse preguntó:
-
¿Sentías soledad en esos días de insomnios y
cadenas?
-
Sí, estaba perdido, y solo sabía ver reflejos de
mí mismo.
-
¿Ahora la sientes?
-
Siempre la he sentido, al igual que tú. Somos
gorriones perdidos, que buscan una bandera ondeante, la que nos muestra nuestro
nido.
-
Sí… ¿Pero cómo encontrar esa bandera?
-
Por eso escapas, ¿no?, para responderte.
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