miércoles, 9 de julio de 2014

El Reencuentro del Yo

''He cavado una tumba,
una de vida, de historias y de sentimientos.'',
eso me dijo cuando trató de escapar de la cárcel de palabras.
Porque fue reo de sí mismo cuando intentó sobrevolar sus capacidades,
y sobretodo lo fue cuando trató de ser justo lo contrario.
Sus elecciones le desmembraban el alma,
y al instante otras almas se desvanecían,
entre la pura soledad del más cobarde de los soldados.
Volemos, mientras te recuerdo,
como ya volaste tú entre misterios,
esos que se entrelazaban entre tus ideas,
esos que quemaban las realidades etéreas.
No sé en qué creías cuando usabas la nada como refugio,
y tampoco sé cómo coexistías con las tareas más sencillas;
pensándolo, siento que te desconocías,
mintiéndote a ti, y al todo,
rondando la decisión y la obra para caer más en el vacío.

Quizás tan solo era miedo,
y tu coraza de pensamiento,
la que construiste siendo esclavo de ti,
era frágil, incluso inexistente,
puro teatro.
Entonces, ahora dudo,
pues no conocía una teoría más bella,
más labrada y sentenciada,
y, sin embargo,
observaba una práctica sucia y desgastada.
¿Querías llegar arriba siendo un perro callejero?,
¿te engañabas?,
¿te engañaban?.

Tal vez todo fuera un sueño,
el tiempo convive con cada cual,
y si conocías esa realidad, pero la ignorabas,
¿qué tramabas?.
En mi mente entrometida me gusta imaginar,
que simplemente te dejaste llevar,
e incluso que esto lo hacías usualmente.
La emancipación te tenía obsesionado,
tanto que cuando la podías rozar caíste,
fatigado, perdido, joven.

No sé como entenderte,
incluso cuando mueres y te entierro,
porque cada vez caes más,
y no puedo soportar que el reloj siga su curso y tú no.
No estás arriba, ni abajo,
no necesitas saberlo.
Por favor,
léeme con cautela y silencio,
comprende cada significado escondido en mis letras (que también son tuyas),
y actúa de tal forma que el pasado,
tu presente,
y el futuro,
se relacionen,
para que así emigres hacia ti mismo,
y no hacia el mortal naufragio.

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