martes, 21 de octubre de 2014

Pensamientos Rápidos Aleatorios

Lunes, mañana lunes, siempre lunes, y el domingo llega, no en cómodos plazos, fugaz, despiadado, huidizo.

Las mañanas se tiñen de color para bendecir al sol naciente, a tu hastío, y a lo que se va si te viene la muerte. Y las sombras yacen moribundas entre colmenas censuradas, y mi yo revolotea en penumbras y oscuros atardeceres. 

Las playas infinitas son para los viajeros, por allí deambulan, y vigilante el recuerdo.

Lo solitario se pierde cuando vuelve la primavera, pero ésta no siempre llega, ahí cancelamos las reuniones con los ancestros, con los paisajes, con los árboles sin derecho, y dormimos entre laureles, entre nosotros, y lo mismo de siempre.

La lluvia cae en mis canales, en mis tristes baladas de trompeta deforme. ¿Quién permanece cuando el viento sopla en contraposición a la ventisca?

¿Por qué la caída permanece siempre, en un lugar alejado de toda sospecha, en un castillo de cristal, de ceniza, un óleo seco que vigila desde su altar?

Mañana quizás nieve, pero nadie sabe si todo lo colorido volverá a estallar entre tormentas de folclore. Ya pasó antes, cuando las luciérnagas aun vivían, no en las lagunas perdidas, en una habitación inmensa, pero no repleta, donde cabían todos.

Recto, curvo, y lo demás semejante a la semejanza; no me importa, veo, observo, me oculto, y siento.

La musculatura está ahí, y existen las goteras celestiales, no entre esculturas y grandes monolitos, tal vez entre las lagrimas que separan el sufrimiento de la alegría.

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