sábado, 1 de noviembre de 2014

Camello, León, Niño

''He de dejar que las fieras se alimenten de las profundidades de las palabras, que penetren en túneles de hologramas; así, de mientras, me aprovecho de la parte más dulce de la sencillez''. 
Suelo decir cosas como estas a los bandidos que me retienen, y a los buitres que merodean (siendo yo puro exoesqueleto). Puedo actuar así en el día par y en el impar, al fin de al cabo son el mismo día, pero con distinta simbología. Yo me baso en entender los contrarios, en ver sus diferencias y similitudes; después llega la hipocresía. Así, tratan de definirme (a modo de insulto) como vacío, sin personalidad o simplista, y me río de todo, porque me hallo en los manantiales de mi naturaleza. Veo los distintos como extremos, en un primer momento, luego observo y veo que en ellos está la misma esencia. Podría decir que mi filosofía está en la ausencia de ésta, pero en este enunciado ya se podría comprender que en ese vacío se halla la filosofía.Soy un enemigo del tópico, y cuando huyo al silencio aparecen novedades, ideas nuevas, ¿tópicos?.Por lo menos sé que no existen las definiciones, al menos en la realidad que he encontrado, creado, qué se yo.''Carpe diem, quam minimum credula postero'', tampoco existe ésto para mi, no tendría sentido, yo soy un ahora eterno, un 'no creo en el final de la nada', y tampoco me interesa aprovechar el momento. En esencia, soy un ''existiendo''.

- Un camello, un león, un niño.

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